La última
cena que organizó mi amiga Esperanza,
fue un auténtico calvario. Para empezar, optó por un menú vegano, ¡ni que estuviéramos
de vigilia! ¡Mucho peor!, ¡Donde esté un buen potaje
que se quite el tofu!
Con la lista de invitados, tampoco estuvo muy
fina, por un despiste invitó a Macarena y
a su ex. El encuentro, se produjo en el pasillo y fue muy tenso.
El muy Judas, se presentó con su nueva novia, de quien aseguró estar perdidamente enamorado,
tras haber sido el blanco de la saeta de Cupido.
Aunque
Macarena disimuló todo lo que pudo, la procesión
la llevaba por dentro, terminó su viacrucis
en el baño, llorando como una Magdalena.
Y como, para liberarla de la corona de espinas, a mí, no se me
ocurrió mejor método que rellenarle los cubatas, de penitencia,
me tocó cargar con ella hasta su casa como si fuera una costalera.
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