jueves, 5 de abril de 2018

La depresión de un lunes postvacacional


El domingo por la noche su cuerpo empezó a manifestar su descontento ante lo que irremediablemente le esperaba en los próximos días. Un nudo en el estómago le recordaba que al día siguiente era lunes y tenía que regresar a la vida activa.
Incorporado ya a su rutina se dio cuenta de que no era él solo el afectado. La tristeza y el desánimo se habían extendido por la oficina como una epidemia. Todos andaban cabizbajos, sin articular palabra. Con los ojos aparentemente puestos en la pantalla del ordenador, pero con la mirada perdida. Algunos escudriñaban el calendario haciendo cálculos que parecían no salirles.
La vacuna llegó el martes y los pacientes poco a poco comenzaron a notar cierta mejoría. Las conversaciones cada vez eran más frecuentes e incluso se gastó alguna tímida broma. Los síntomas fueron remitiendo a lo largo de la semana, pero solo hasta el siguiente lunes.

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