jueves, 9 de septiembre de 2021

LA RUTINA

Al nacer, recayó en él una de las mayores fortunas del planeta, fruto de la fusión, vía matrimonial, de la empresa tecnológica de mamá y la dedicada a la logística de papá. Así pues, a sus veinticinco años, recién cumplidos, Jacobo estaba hastiado, aburrido y agotado. ¿De qué? Pues de su frenética rutina: tomar el sol y beber daiquiris en una playa paradisíaca distinta cada día.

Para alejarse del estrés de su vida, nada mejor que pasar las vacaciones trabajando en una granja. Lo que llaman una auténtica inmersión rural. La jornada comenzaba, sobre las siete de la mañana, horneando el pan del desayuno. Continuaba ordeñando las vacas, regando el huerto, alimentando a las gallinas, pastoreando el rebaño y cultivando y recolectando las hortalizas y verduras que formarían parte de su menú diario.

Agosto llegó a su fin y en septiembre, Jacobo, muy apesadumbrado, tuvo que reincorporarse a la rutina.

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