Don Julián, párroco de Matecasa, estaba un poco chapado a la antigua. Desde el arzobispado, preocupados por el escaso número de fieles que asistía a los servicios religiosos en su parroquia, le aconsejaron que avanzara en el mismo sentido que lo hacía la sociedad.
Comenzó con un cepillo digital.
Así los feligreses podían hacer donativos de forma segura; lamentablemente sus
parroquianos no sabían utilizar Bizum. Instaló un dispensador automático de
agua bendita, muy elogiado en los corrillos, pero... no llenó los bancos de la
iglesia.
En la primera boda que se
celebraba en el pueblo desde hacía tres años el párroco vio la oportunidad de
ganarse a los jóvenes. Adaptaría el lenguaje de la ceremonia a los tiempos
actuales.
-Marcos y Carlota- preguntó a la
pareja- ¿prometéis estar disponibles el uno para el otro 24/7? El vídeo con la cara
de los novios se hizo viral en las redes sociales.
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