El suelo parecía moverse bajo sus pies, estaba mareado y veía borroso. Tenía la boca seca y le sudaban las palmas de las manos. El corazón le iba a mil por hora, parecía que se le iba a salir del pecho. Le costaba respirar, como si no le llegara el oxígeno a los pulmones. Y para colmo una inmensa náusea le invadió de repente.
Estaba bloqueado. Tenía que elegir
entre dos opciones y tenía muchas dudas. Reflexionar sobre los pros y los contras de cada una de las alternativas
lo habían colocado al borde de un precipicio virtual y luchaba por no caerse. Tenía
que superar ese ataque de pánico que le impedía pensar. Comenzó a respirar lenta
y profundamente.
-Señor por favor ¿Se ha decidido
ya?- le apremió el camarero.
-No me presione, ¿Y si me
equivoco? ¿Podría repetirme la pregunta?
- Como no caballero ¿Desea carne
o pescado?
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