jueves, 23 de julio de 2020

LA PELOTA EN TU TEJADO

Julio y Darío, gemelos monozigóticos, pugnaron ya en su día por cuál de los dos nacía primero. Julio se impuso por media hora y eso lo convirtió legalmente en el hermano mayor,  circunstancia a la que apelaba habitualmente para zanjar cualquier discusión. Desde entonces toda su vida transcurrió dentro de una competición.

Sus padres, incluso fomentaron esas pequeñas rivalidades, observando que potenciaban los puntos fuertes de cada uno. Así si Darío comenzó a gatear a los seis meses, Julio se anduvo solo a los trece. Si uno sacaba un sobresaliente en una evaluación el otro en la siguiente matrícula de honor. El primer gol de Julio se vio eclipsado por el hat- trick de Darío en el siguiente partido.

Con todo ese historial de competitividad a nadie le extrañó que las primeras palabras de Darío, cuando le trasladaban a planta, después de 58 días en cuidados intensivos fueran: ¡Supéralo hermano!


No hay comentarios:

Publicar un comentario