jueves, 30 de julio de 2020

LA HIPNÓSIS

Con el chasquido de mis dedos, entraréis en una especie de trance en el que vuestra mente obedecerá mis órdenes, comentó el mentalista a la pareja que voluntariamente había accedido a participar en su espectáculo, y cuando vuelva a hacer sonar los dedos volveréis a recuperar el control.

Todo comenzó en el dieciocho cumpleaños de Felipe cuando recibió, por parte de sus padres, un  regalo muy especial, dos entradas para que asistiera junto con su novia, Carmen, al último show de moda en la ciudad, el del hipnotizador, Jeff Bru.

Al día siguiente acudieron a comer a casa de sus padres para contar con  detalle su experiencia en la gala. A punto de comenzar la sobremesa, el padre de Felipe hizo chascar sus dedos y tanto el homenajeado como su novia se levantaron y sin mediar palabra comenzaron a recoger la mesa. Sus padres se miraron cómplices y aliviados. ¡Funciona!


jueves, 23 de julio de 2020

LA PELOTA EN TU TEJADO

Julio y Darío, gemelos monozigóticos, pugnaron ya en su día por cuál de los dos nacía primero. Julio se impuso por media hora y eso lo convirtió legalmente en el hermano mayor,  circunstancia a la que apelaba habitualmente para zanjar cualquier discusión. Desde entonces toda su vida transcurrió dentro de una competición.

Sus padres, incluso fomentaron esas pequeñas rivalidades, observando que potenciaban los puntos fuertes de cada uno. Así si Darío comenzó a gatear a los seis meses, Julio se anduvo solo a los trece. Si uno sacaba un sobresaliente en una evaluación el otro en la siguiente matrícula de honor. El primer gol de Julio se vio eclipsado por el hat- trick de Darío en el siguiente partido.

Con todo ese historial de competitividad a nadie le extrañó que las primeras palabras de Darío, cuando le trasladaban a planta, después de 58 días en cuidados intensivos fueran: ¡Supéralo hermano!


jueves, 16 de julio de 2020

LA REPETICIÓN


Su coqueto piso en una céntrica calle de una gran urbe se convertía en verano en el vestíbulo del infierno. El calor le obligaba a dejar las ventanas abiertas por donde se colaba, cada noche, el sonido del tráfico,  el llanto de un bebé y alguna discusión entre transeúntes bajo los efectos del alcohol.
Decidió darse un respiro y con la idea de hacer una cura de sueño reservó una casa en una aldea perdida en la Sierra del Edén. Ya verá que silencio y que paz se respira, enfatizó el propietario de la casa mientras le entregaba las llaves.
Las campanadas que anunciaban las doce le despertaron, volvió a arroparse, y de nuevo doce repiques. El reloj del ayuntamiento siguió el mismo patrón durante toda la noche, cada hora y cada media, hacía sonar las campanas, y un minuto después, la repetición. Pero ¿quién había diseñado ese reloj Torquemada?

jueves, 9 de julio de 2020

SED


El fin de su jornada laboral y el horario de salida del último autobús con destino Pamplona diferían en media hora. El tiempo estimado en llegar desde su oficina a la estación era de catorce minutos en metro. Sacaría el billete por internet y se escaparía diez minutos antes de su hora de salida para aprovechar el fin de semana al máximo.
Respiró tranquila cuando, de acuerdo con su plan, el día del viaje entraba en el intercambiador de autocares a las 18:15. Me da tiempo, pensó, a comprar una botella de agua y algo de comer.
En la sala de espera divisó una máquina de vending. Una única moneda de dos euros, se escondía en su monedero. Se decidió por el agua. Introdujo el dinero, seleccionó el producto y la botella cayó fuera del cajetín de apertura. Por el altavoz anunciaron: última llamada para los pasajeros con destino Pamplona.

jueves, 2 de julio de 2020

EL PANEGÍRICO


Sucedió de repente. Como solía hacer a diario nos estaba contando una historia, una sobre  el temperamento agresivo de los koalas a pesar de su entrañable apariencia, cuando de improviso se interrumpió su discurso, emitió un pequeño estertor, como si se tratara de su último aliento, y se apagó.
Superado el desconcierto inicial, tratamos de reanimarla lo más rápidamente posible pero nada de lo que hicimos obtuvo éxito. Finalmente nos rendimos ante la evidencia. Nos había dejado para siempre.
¡Cómo no echarla de menos! A ella que era el centro de las reuniones en familia. Que siempre nos mantenía informados y a la vez entretenidos.
Con los ojos bañados en lágrimas escuchamos las últimas palabras que pronunció el operario del punto limpio cuando le entregamos la televisión. “Roguemos al señor para que acoja su alma y se reúna con las del resto de su familia, los electrodomésticos, aquí sepultados”. Amén.