Con una morena y una rubia enhebradas en cada
uno de sus brazos, don Iván, lucía palmito el día de la víspera de San Isidro.
“Mozo”, llamó al cantinero, “sirva usté un
chocolate con churros pa la prenda de la derecha y una leche merengá con rosquillas pa la chulapa de la izquierda”.
Terminado el castizo desayuno, don Iván se ajustó bien la parpusa, y
continuaron con el paseo.
Más de un piropo retrechero recibieron a su
paso Laura y Ainhoa, que es como se llamaban las manolas, mientras defendían con
gracia el vestido de chiné y el mantón de manila.
Cuando los primeros compases de un chotis
llegaron a sus oídos el trío se dirigió
a la verbena. ¿A las vistillas?, ¿A la pradera?, no, al patio del colegio donde
a través de unos altavoces se oía la voz de Olga Ramos cantando: Cuando vayas a
Madrid chulona mía…
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