jueves, 31 de mayo de 2018

Crónica de ¿deportes?


Los hechos se produjeron el pasado sábado, 26 de mayo, en el Estadio Olímpico de Kiev. El ciudadano alemán,  L. K., de 24 años de edad y residente en Liverpool, fue víctima de un clarísimo robo de cartera, según declararon unos 70.000 testigos. Debía ser argot futbolístico porque a mí me pareció que era un balón lo que le sustraían.
El árbitro, la máxima autoridad presente, sin embargo, no tomó ninguna medida contra el ladrón, K.B, ciudadano francés con residencia en España, a pesar de todos los testimonios que podía aportar en su contra. Creo que el hecho de que fuera un hurto al descuido, sin ejercer violencia, lo convierte en no punible además de en GOL.
Firmado: Antonio Caso, redactor de sucesos.
Posdata: Señor director, la próxima vez que el periodista deportivo esté de baja mande al de sociedad  a sustituirle que por lo menos conoce a los futbolistas.

jueves, 24 de mayo de 2018

EL CRUCIGRAMA


Estaba preocupado, tenía que reconocerlo, y con el fin de distraerse un poco, comenzó a resolver el crucigrama de aquella revista.
Horizontal, ocho letras, comienza por A: examen detallado de una cosa para conocer sus características o cualidades. Análisis,  anotó en sus casillas correspondientes. Vertical, empieza por L, 10 letras: células también conocidas como glóbulos blancos. Leucocitos, encajó en su lugar del papel. Por la letra C, horizontal 10 letras: sustancia grasa que se encuentra en las membranas de muchas células animales y en el plasma sanguíneo. Colesterol, adivinó rápidamente.

¡Lo que me faltaba!, murmuró para sí mismo, ¿pero quién ha escrito este crucigrama? ¿El doctor Merino? Y malhumorado, arrojó la revista sobre la mesa cercana. Al caer, esta se cerró dejando a la vista el título de su portada: La Salud es lo que importa. Entonces, y solo entonces,  recordó que estaba en la sala de espera de cardiología.

jueves, 17 de mayo de 2018

De verbena


Con una morena y una rubia enhebradas en cada uno de sus brazos, don Iván, lucía palmito el día de la víspera de San Isidro.
 “Mozo”, llamó al cantinero, “sirva usté un chocolate con churros pa la prenda de la derecha y una leche merengá  con rosquillas pa la chulapa de la izquierda”. Terminado el castizo desayuno, don Iván se ajustó bien la parpusa, y continuaron con el paseo.
Más de un piropo retrechero recibieron a su paso Laura y Ainhoa, que es como se llamaban las manolas, mientras defendían con gracia el vestido de chiné y el mantón de manila.
Cuando los primeros compases de un chotis llegaron a sus oídos el  trío se dirigió a la verbena. ¿A las vistillas?, ¿A la pradera?, no, al patio del colegio donde a través de unos altavoces se oía la voz de Olga Ramos cantando: Cuando vayas a Madrid chulona mía…

jueves, 10 de mayo de 2018

El plazo


Era domingo por la tarde y no tenía ninguna idea sobre la que escribir mi relato semanal. El documento en blanco me miraba burlón desde la pantalla del ordenador. Cuéntame algo, parecía decirme. ¡Qué más quisiera yo!
El reloj se comportaba como un capataz despiadado. Tic tac: escribe, escribe. Era como el compás de los tambores en las galeras. Tic tac: cuenta, cuenta. Y en gran medida hipnótico. Tic tac: duerme, duerme.
Y me dormí y soñé que el lunes pasaba y las musas seguían sin visitarme, que el martes alcanzaba su fin y ni una sola palabra salía de mi pluma, que el miércoles llegaba al ocaso y no conseguía componer ni una sola frase.
Me desperté, bañada en sudor, cuando mi cabeza resbaló del brazo donde estaba apoyada y golpeó con la mesa. Resultó que todavía era domingo y el documento, antes vacío, contenía ahora ciento cincuenta palabras.

jueves, 3 de mayo de 2018

El vestido de noche


Llevaba más de un mes recluido en el cuarto de la colada ¿se habrían olvidado de él? Cada vez que ella entraba en la habitación trataba de llamar su atención. Una vez consiguió engancharse con una hebilla de su zapato pero no obtuvo la respuesta deseada. Simplemente se limitó a desenredarse distraídamente.
¿Acaso no había prestado bien los servicios que se esperaban de él?, reflexionaba durante las largas horas de soledad a la que había sido condenado. Otros huéspedes, sin embargo, salían y entraban con bastante frecuencia. Hasta que se dio cuenta de que había otro compañero de cuarto, en quien no había reparado, y cuya estancia era tan larga como la suya, un momento, se trataba de aquel esmoquin tan simpático con quien bailó en su última cita. Él al ver su cara de angustia le dijo: No te preocupes, ya saldremos cuando nuestros dueños tengan su próxima  fiesta.