Era más o menos
por el mes de mayo cuando en la empresa de Juan Manuel llevaban a cabo los
reconocimientos médicos. Y ese era precisamente el momento más temido por él, que
trataba de prepararse para superarlos como si lo estuviera haciendo para correr
la media maratón.
Ya por marzo,
Juan Manuel, comenzaba con una dieta sana y equilibrada, baja en azúcar y
grasas, pero rica a su vez en aminoácidos
y omega 3, e iniciaba también una rutina diaria de ejercicios físicos aeróbicos,
destinados a tonificar el cuerpo, complementándola con una tabla de
entrenamiento cardiovascular para aumentar la resistencia.
Pero el día tan
esperado por fin llegaba y cuando la enfermera abría la puerta de la consulta y
pronunciaba su nombre, Juan Manuel trataba de sobreponerse tomando aire por la
nariz y expulsándolo por la boca pero…. ya era demasiado tarde, el tensiómetro ya
había olido su miedo.
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