jueves, 23 de febrero de 2017
Amaina el temporal
Como
si el cierzo soplara desde el Ebro
sintió un frío helador cuando recibió la llamada del hospital en la que le
comunicaban que su esposa había sufrido un accidente. Un alud de nieve cayó sobre él al verla por primera vez inmóvil y
tendida en la cama, entubada y vendada de tal forma que era difícil
reconocerla. El parte médico describía demasiadas borrascas y frentes activos
que podrían complicar más su estado. Una ciclogénesis
explosiva se desencadenó en su interior solo de imaginar que pudiera
perderla. En forma de llanto torrencial
dejó salir la terrible tormenta que
se había fraguado en su corazón y lloró durante esas primeras 48 horas
declaradas como críticas. Y el oleaje
provocado por su ira fue remitiendo paulatinamente al tiempo que Sonia abría
los ojos y, con el anticiclón de su
mirada, le transmitía el siguiente mensaje: “después de la tempestad viene la calma”.
jueves, 16 de febrero de 2017
NÚMEROS
Son las 7:00 de la mañana, suena el
despertador, me levanto y me dispongo a desayunar. Caliento el café con leche 2 minutos en el microondas. Mientras disfruto
del café y las tostadas pongo la 1
de TVE y veo las noticias donde recuerdan que el número 66.513 resultó agraciado con el gordo del Sorteo Extraordinario de
la Lotería de Navidad del día 22-12-2016,
dotado con 4.000.000 de euros.
Rápidamente hago el cálculo mental, por 20
euros habría ganado 400.000. Salgo
de casa imaginando que me hubiera podido comprar, por fin, ese Peugeot 508 que tanto me gusta. Distraídamente
pulso la tecla 0 en el ascensor. Recorro
los 50 metros que me separan de la
parada de mi autobús, línea 28; me
entretengo ojeando el folleto de un hipermercado con ofertas de 2x1 en infinidad de productos. Cuando
salga de trabajar, decido, iré a la
rebajas, algo encontraré al 50%.
jueves, 9 de febrero de 2017
Y la vida siguió…
Tras
la vorágine inicial de entrevistas, cámaras y telegramas de felicitación, la
vida de Antonio lentamente fue recuperando la normalidad. Al principio todavía
recibía algún que otro trato de favor en los comercios del barrio: “para
Antonio lo mejor”, “¿te están atendiendo bien?”; después la rutina volvió a reclamar
su sitio hasta que ya nadie le reconocía por la calle. No le importó, se
refugió en su trabajo, lo que más le gustaba del mundo, y veinte años después, solo
de vez en cuando, en algún pasillo del colegio, sorprendía alguna conversación entre los
alumnos nuevos en la que, unos aseguraban que él era el ganador de un Goya, otros, que había sido finalista del premio Planeta e
incluso los había que afirmaban que
tenía dos medallas olímpicas y Antonio sonreía para sí, porque él sí recordaba
que hubo un día en el que fue el mejor
profesor del mundo.
jueves, 2 de febrero de 2017
SINERGIAS
Le
encargaron austeridad y su primera medida de ahorro fue desactivar la tecla
para seleccionar más azúcar en la máquina de café. La fotocopiadora fue su
segundo caballo de batalla y las copias en color se tornaron en artículo de
lujo. El ascensor solo podría usarse para subir, la bajada debería ser
imperativamente por las escaleras. Aprovechando sinergias el recepcionista se
convirtió en mensajero y, durante sus necesarias visitas al baño, debía
repartir el correo entre el resto de los empleados. El departamento de compras
velaba también por el reciclaje y solo entregaba un bolígrafo nuevo a cambio
del vacío. Se sustituyó el catering en las reuniones por un bizcocho casero que
cada semana aportaba uno de los trabajadores. Señor Martínez: “esto no es
economía es tacañería” le recriminó el
CEO de la empresa, eso sí, después de
verse obligado a compartir habitación con él en un viaje de negocios.
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