jueves, 9 de diciembre de 2021

EL ABRIGO

Cada día, al ocaso, se sentaba a esperarla junto a la puerta. No tenía prisa -es lo bueno que tiene la eternidad- solía bromear -que tienes todo el tiempo del mundo-. Sabía que ella terminaría por acudir y quería estar allí para recibirla.

Sobre lo divino y lo humano versaban las largas conversaciones que mantenía con Pedro, el portero, amenizando así la espera, hasta tal punto que había días que la tarde se les pasaba en un decir amén y cuando se querían dar cuenta era hora de cerrar.

Aquel día de noviembre, sin saber por qué, recordó lo friolera que ella era y acudió a su esperada cita con un abrigo con el que poder resguardarla de las bajas temperaturas.

Y ese mismo día ella, me miró con sus ojos color miel, casi apagados, y me dijo: “dile a tu padre que me traiga el abrigo que ya voy”.

1 comentario:

  1. Bonito relato Loli.
    Al final se van los seres que mas queremos, pero siempre estaran al abrigo de nuestro Corazon.

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