jueves, 30 de septiembre de 2021

VANDALISMO

Mi familia siempre ha sido muy cosmopolita y aunque descendemos de una tribu germánica, hemos vivido desde hace siglos en diversos puntos del Mediterráneo Occidental. En España, por ejemplo, residíamos especialmente en Andalucía. De allí dimos el salto a África del Norte, afincándonos en Marruecos y Norte de Argelia, e incluso en Roma, la capital italiana, todavía se acuerdan de nuestra llegada. Por cierto, mi nombre es Genserico.

Desde pequeño mi madre trató de contrarrestar la imagen peyorativa que habíamos heredado de nuestros ancestros y nos enseñó a mí y a mis hermanos a respetar las normas de convivencia pública. Nos hizo ver lo importante que era saber vivir en sociedad teniendo consideración al resto de individuos que la componen.

Así que he de confesarlo soy vándalo, sí, pero muy cívico. ¿Podéis decir vosotros lo mismo? Y así es como comenzaba sus conferencias dentro del ciclo sobre vandalismo y juventud.

jueves, 23 de septiembre de 2021

PROTECCIÓN DE DATOS

Por una serie de fatídicas circunstancias, Mariano, había perdido su puesto de trabajo recientemente, y haciendo gala de su visión estratégica ideó un plan infalible para volver al mercado laboral.

Una vez creado un cv de alto impacto eligió dos portales de empleo para buscar ofertas de trabajo. Primer contratiempo, su coqueto curriculum le sirvió de poco, en ambos sitios tuvo que rellenar su perfil, y autorizar al uso de sus datos.

Su alta tolerancia al fracaso se puso a prueba. Cada vez que trataba de presentar su candidatura para una vacante era redirigido a otra web de búsqueda de empleo donde debía volver a registrarse.

Seis meses después había recibido cientos de llamadas para cambiarse de compañía del gas, de la luz, de teléfono, y hasta para cambiar su bañera por plato de ducha pero ni un solo contacto para ofrecerle un trabajo. ¿De verdad alguien protege nuestros datos?

jueves, 16 de septiembre de 2021

SUCEDÁNEOS

Cada día se despertaba a las siete de la mañana con el canto de un gallo, melodía que tenía instalada en el despertador del móvil. El silbido de un jilguero, le notificaba los WhatsApp,  el aullido de un lobo los e-mails y la berrea de ciervos las llamadas telefónicas.

Un café descafeinado, era hipertenso, con leche de soja, no digería bien la de vaca, y una tostada con margarina, tenía el colesterol alto, eran su desayuno habitual.

Le encantaba el mar, pero no la arena, por lo que en el jardín de su casa, de césped artificial, instaló una piscina de olas. Para dar sombra optó por parasoles de mimbre, que no atraían a las avispas como los frutales.

Y nada mejor que terminar el día degustando una hamburguesa vegana y viendo un documental. Se consideraba un gran amante de la naturaleza pero lo era más bien de sus sucedáneos.

jueves, 9 de septiembre de 2021

LA RUTINA

Al nacer, recayó en él una de las mayores fortunas del planeta, fruto de la fusión, vía matrimonial, de la empresa tecnológica de mamá y la dedicada a la logística de papá. Así pues, a sus veinticinco años, recién cumplidos, Jacobo estaba hastiado, aburrido y agotado. ¿De qué? Pues de su frenética rutina: tomar el sol y beber daiquiris en una playa paradisíaca distinta cada día.

Para alejarse del estrés de su vida, nada mejor que pasar las vacaciones trabajando en una granja. Lo que llaman una auténtica inmersión rural. La jornada comenzaba, sobre las siete de la mañana, horneando el pan del desayuno. Continuaba ordeñando las vacas, regando el huerto, alimentando a las gallinas, pastoreando el rebaño y cultivando y recolectando las hortalizas y verduras que formarían parte de su menú diario.

Agosto llegó a su fin y en septiembre, Jacobo, muy apesadumbrado, tuvo que reincorporarse a la rutina.