jueves, 29 de julio de 2021

ESTAMPIDA

De repente una calma extraña lo invadió todo. El silencio no duró más de treinta segundos, aunque pareció eterno. Y mientras tanto ¿qué es lo que hacían todos? Escuchar. Hasta que finalmente se produjo la señal.

Eran las 14:30 del último viernes del mes de agosto y algo inusual inició la reacción. El jefe dio por terminada la jornada, salió de su despacho, apagó la luz, cerró la puerta y se despidió de los empleados con un: ¡Felices Vacaciones!

De improviso un ruido ensordecedor se adueñó de la oficina. El estruendo de las sillas y las mesas al arrastrarse, la música de Windows al apagarse los ordenadores, el eco de la gente recogiendo sus pertenencias de los cajones, el sonido de las maletas rodando por los pasillos hacia los ascensores, en fin, el movimiento de cientos de personas que huían de manera brusca e impetuosa en estampida hacia las VACACIONES.

viernes, 23 de julio de 2021

LETRA PEQUEÑA

Resultados visibles en siete días, proclamaban en un anuncio de un tratamiento contra la celulitis en televisión. Después de un mes aplicándome la crema no noté ninguna eficacia. A punto estaba de denunciar al laboratorio por publicidad engañosa cuando me fijé en la última pantalla del spot. Un asterisco acompañaba un mensaje que rezaba:*Efectos probados en 10 mujeres de 20 a 21 años, con talla 36.

En una valla publicitaria en el andén del metro leí: Este verano billetes de tren para todos por 5 €. Esperanzada pese a mi maltrecha economía, advertí una nota en una esquina del cartel. *Oferta aplicable a billetes comprados entre las 03:00 y las 03:01 del día 19 de julio del 2021.

¡Maldita letra pequeña!

*Pese a las posibles suspicacias que pudiera tener el lector, teniendo en cuenta el tema del presente relato, sus condiciones son las mismas: está compuesto por ciento cincuenta palabras.

jueves, 15 de julio de 2021

OCUPACIÓN

Notó que no estaba solo nada más cruzar el umbral de la puerta de su casa del pueblo, a donde se había acercado, después de casi un año, para cerciorarse de que no había ningún desperfecto grave, antes de presentarse con la familia para pasar las vacaciones.

Las arañas habían invadido su vivienda convirtiéndola en la morada de una bruja. Como remedio sostenible para eliminar a los arácnidos, introdujo en su domicilio algunos ejemplares de uno de sus depredadores naturales, la mantis religiosa.

Cuando regresó, pasados unos días, las mantis habían tomado su residencia transformándola en el escenario de una película de terror. Buscó como terminar con ellas respetando el ecosistema y los murciélagos fueron esta vez el animal elegido.

-Hasta septiembre, que no acaba su período de cría, imposible acabar con ellos- explicó el especialista en control de plagas decidido a ocupar la finca durante el resto del verano.

jueves, 8 de julio de 2021

HACER PLANES

 De su tatarabuelo griego, Olimpia, había heredado, además del nombre, la convicción de que los dioses envidiaban a los hombres y que no podían tolerar su felicidad. Y por eso enviaban contratiempos que arruinaban siempre nuestros planes.

Aquella noche Olimpia se fue a la cama con poco sueño y mientras esperaba que este llegara, la parte izquierda de su cerebro, analítica y lógica, comenzó a planificar una escapada a la costa para el siguiente fin de semana.

-¿Qué haces? ¡Insensata!- le regañó su hemisferio derecho, creativo e imaginativo- ¡los dioses tienen espías! ¡No ves que Morfeo te puede oír! Y como se enteren de que estamos organizando unas vacaciones nos las arruinarán.

Con un beso le saludó su marido al despertarla aquella mañana- ¿Qué planes tenemos para hoy?

-¿Qué plan ni que planes?- disimuló rápidamente Olimpia, siguiendo las instrucciones que, a gritos, le estaban dando ambas partes de su cerebro.

jueves, 1 de julio de 2021

PALABROTAS

Eran su punto débil. Desde que su madre le amenazó con lavarle la boca con lejía la primera vez que llamó gilipollas a su hermano, su colección había crecido notablemente. Se consideraba incapaz de completar una frase sin incluir una en ella.

Decidido a convertir su debilidad en fortaleza apoyó las teorías que sostenían que el uso de improperios tenía sus beneficios.

Y aunque copió quinientas veces “no debo decir palabrotas en clase”,  siempre defendió que fue mejor lanzar el  me cagüen diez” cuando le dieron el primer suspenso, que propinarle un puñetazo al profesor de matemáticas. 

Solo para demostrar que las malas palabras mejoraban la tolerancia al dolor, calificaba de cabrón o hijo de puta al fisioterapeuta, según el grado de martirio al que le sometía, mientras le alineaba la espalda.

Y con un “esto es cojonudo” definió la emoción de volver a salir a la calle sin mascarilla.