Consciente de que estos no eran
buenos tiempos para ligar, Adán
decidió confiarle al algoritmo de una famosa aplicación para conocer gente, la
búsqueda de su media naranja. Allí se topó con Eva. El interés fue mutuo y se convirtió en un “match”.
Quedaron en la terraza de El Edén, un bar de tapas bastante céntrico.
Coincidieron en la elección del menú: costillas
a la barbacoa y de postre, tarta de manzana. Cuando descubrieron que ambos tenían
una serpiente como animal de
compañía, confirmaron que estaban hechos el uno para el otro.
Al final de la noche Eva propuso a Adán asistir a una fiesta en un piso turístico, que caía a la
vuelta de la esquina. El olor fascinante de su perfume, Pecado Original, contribuyó a que Adán sucumbiera a la tentación.
-La culpa ha sido del algoritmo-,
se justificó Adán ante el policía
que se le llevaba detenido.
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