jueves, 26 de noviembre de 2020

MI MEJOR REGALO

 

Corría el mes de noviembre del año 2008, un frío helador, casi de invierno, envolvía Madrid, estaba en la semana 42 de gestación y era mi cumpleaños.

Para no atraer los malos augurios y recibir la anhelada recompensa, aunque no tenía muchas ganas de fiesta, acepté cumplir con todos los ritos considerados imprescindibles en un aniversario.

Aguanté estoicamente los tirones de orejas, tanto los de los que me deseaban larga vida, asociando el tamaño de los pabellones auditivos con la longevidad, como los de los que tiraban porque sí.

Soplé las velas de la tarta, pedí un deseo y entonces sucedió. Tuve el mejor regalo con el que en ese momento podía soñar.

-¿Y qué fue mamá?

- Una Nintendo. Y durante el siguiente día no hice otra cosa que jugar con ella.

 -¿Y qué pasó después?

- Pues que naciste tú y la Nintendo se la quedó tu hermano.

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