El otoño este año estaba especialmente nostálgico. Ya de por sí él era un poco tendente a la melancolía pero en esta ocasión su malestar lo producía su complejo de inferioridad con respecto al resto de las estaciones.
El verano, pensaba, me ningunea
continuamente, incluso se permite el lujo de hacer apariciones estelares
durante mi reinado. ¿O no me roban el protagonismo el veranillo de San Miguel o
el de San Martín? ¿Me cuelo yo acaso en su mandato diciendo que soy el otoñito
de San Lorenzo?
¿Y la primavera?, esa es la niña
mimada. Que si la sangre altera, que si los días comienzan a ser más largos, que
si las flores florecen. Hasta el invierno se saca una nevada de la manga y
todos embelesados contemplando la nieve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario