jueves, 27 de septiembre de 2018

El experimento


Con el objetivo de tomar el pulso a la comunidad de vecinos en la que trabajaba, desde hacía ahora un año, colgó en el tablón de anuncios del portal un cartel con la siguiente frase ambigua sobre sí mismo: el portero se ha lucido.
Inmediatamente se generó una corriente de opinión favorable a él entre sus partidarios, que tomaron como sede social el descansillo del primero, donde se reunían para comentar que ya era hora de que se valoraran todos sus desvelos por el edificio e incluso planeaban concederle una paga extra que reconociera su buen hacer.
A su vez sus detractores convirtieron el rellano del segundo en el lugar de sus tertulias en las que se apoyaba la tesis de que se creía el dueño de la finca y que había llegado el momento de despedirle y terminar así con sus abusos de poder.
¿En qué piso nos vemos?

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