Yo, Marcelino, prometo cumplir a
partir de hoy y durante toda mi vida, tanto en los buenos como en los malos
momentos, con mis citas semanales contigo.
Propongo así mismo que la
frecuencia de nuestras entrevistas aumente en períodos vacacionales, pasando de
semanal a diaria, y que hagamos una convocatoria extraordinaria los días
festivos.
Si por alguna causa de fuerza
mayor me fuera imposible desplazarme para acudir a tu encuentro, garantizo que
no cancelaré la reunión, se celebrará en mi domicilio. Estaré abierto también a
sugerencias de nuevos emplazamientos donde poder organizar futuras audiencias.
Doy mi palabra de que me reservaré
la franja horaria anterior a la comida para nuestras asambleas y de que no me
negaré nunca a tomar la penúltima corriendo el riesgo de que el aperitivo se
convierta en un vermú torero.
Y como muestra de fidelidad: ¡Manolo
pon otra ronda que esta corre de mi cuenta!
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