Un día, tal vez el primero de ese año comenzó
a fumar. ¿Por qué? ¿Quién sabe? Le pareció que le hacía más atractivo a los
ojos de aquella morena que pretendía ligarse.
El instituto le aburría y harto de ir
acumulando suspensos dejó, primero de asistir a clase y ya en el siguiente
curso decidió no matricularse.
La temporada de fútbol comenzaba de nuevo y
como últimamente había calentado banquillo más de la cuenta decidió que era
demasiado cansado ir a entrenar dos veces por semana y encima madrugar los
domingos.
Se refugió entonces en su pasión por la
comida lo que unido a la falta de ejercicio físico hizo que acumulara algunos
kilos de más.
Con cada campanada se iba marcando un propósito
para el año Nuevo. Uno, dejar de fumar, dos terminar los estudios, tres hacer
deporte, cuatro adelgazar, quinto enmendar todos los despropósitos de hace
treinta años.
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