jueves, 21 de diciembre de 2017

SALUD

No había pegado ojo en toda la noche, tenía palpitaciones y la boca seca. Solo faltaban unas horas para que por fin sucediera.
Se vistió con la ropa con la que más favorecido se encontraba, se echó gomina en el pelo y, recibida la aprobación por parte del espejo,  se fue a trabajar, aunque ese día el rutinario atasco le pareció más llevadero. En la radio un  locutor comentaba que era el solsticio de invierno,  es decir el día más corto de todo el año. ¡Mejor! pensó, más noche para celebrar.

Mientras archivaba facturas y albaranes miraba de reojo el teléfono anhelando que sonara. Y cuando finalmente lo hizo la voz de su mujer, al otro lado, anunció: ¡Nos ha tocado….! y con el corazón desbocado y a punto de emitir un grito de júbilo escuchó el final de la frase, ¡Perder, como todos los años! ¡Gracias que tenemos salud!

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