Desde el otro lado del teléfono su hijo le
anunció que se encontraba en comisaría. ¿Cómo? Respondió él con un tono de voz
que sonó algo preocupado.
Me han detenido por invadir una propiedad
privada, continuó narrando su vástago ¿Cómo? Repitió, esta vez, transmitiendo
cierto enojo a la pregunta.
He entrado con mis amigos en un chalé
abandonado situado en la calle Santos Inocentes para hacer una “güija” y se ha
presentado la policía y nos ha llevado a todos a comisaría. ¿Cómo? Reiteró ya
notablemente enfadado.
Pero como ellos eran menores de edad les han
dejado marchar a todos excepto a mí, que cumplí ayer los dieciocho. ¿Cómo?
Gritó totalmente fuera de sí.
¡¡¡INOCENTE!!!! Yo seré inocente, dijo
pausadamente, mientras trataba de bajar sus pulsaciones, pero tú acabas de ser
declarado culpable de intentar
asesinar a tu padre de un susto. ¡Olvídate de salir hasta que cumplas cuarenta
años!