jueves, 16 de noviembre de 2017

El mejor amigo del hombre

Doscientos kilómetros le separaban de la vuelta a la rutina. Había pasado un, más que agradable, fin de semana en un hotel rural con encanto, compartiendo anécdotas, cervezas, recuerdos, risas y hasta alguna pequeña discusión con sus amigos de la infancia y ahora tocaba el retorno a casa.
Con los ojos cargados de sueño, la velada se había alargado más de la cuenta, emprendió el viaje. ¡Cómo molesta llevar el sol de frente! (150 kms), ¡Puf! la autopista va cargadita (100 kms), ¡maldición, toca frenar! ¡Ya me ha pillado el atasco!, (75 kms) ¡falsa alarma!,  coche averiado, (50 km) ¡a correr otra vez!

A 50 metros habrá llegado a su destino; pero aún queda aparcar. Ahí no cabe. ¿Vas a salir? Arrastra la maleta, cada vez más cansado y deprimido. Abre la puerta y allí en el salón le espera su mejor amigo: el sofá que le ofrece su regazo.

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