El próximo sábado se cambia la hora, había escuchado
Andrés sin entender muy bien lo que significaba. ¿Acaso la hora era como un
cromo y podías tener horas repetidas? ¿Había, tal vez, una tienda de horas y si
no te gustaba alguna de las que ya habías pasado tenías la oportunidad de
cambiarla?
El sábado, tenemos una hora más: a las tres
son las dos, oyó en otra conversación e inmediatamente imaginó a un gran mago sacando
conejos de la chistera y horas de los relojes.
Entonces lo vio claro convenció a su madre de
que invitara a sus primos a dormir y así dispondrían de una hora extra de
juego. Esa noche serían testigos de un milagro, permanecerían despiertos hasta las
tres de la madrugada. Pero, la hora de más pasó, tan silenciosa como los Reyes
Magos. No obstante, el pequeño aseguró haber oído un tictac por el pasillo.
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