El verano había llegado por adelantado a su cita. Aun así
calculó que todavía llegaba a tiempo, antes de irse de vacaciones, de quitarse
esos kilos de más, para enfundarse el bikini.
Primer día de dieta y Julita se presenta en la oficina con
dos docenas de churros y otras tantas de porras. “Por uno no pasa nada”, le dijo.
Y fin de la discusión. La comida traída de casa era muy frugal pero entonces Cristina
sacó una tarta casera de queso y arándanos. Por lo visto era su cumpleaños. "Un
día es un día”, le comentó. Camino de casa se cruzó con Ernesto, un compañero
del colegio al que no había visto en años. Y hubo que celebrar el encuentro con
unas cañas.
Los astros y el adelanto del verano se habían confabulado en
su contra, y tal vez, reflexionó, dadas las circunstancias, sería más realista una
operación pareo.