Agazapado en la oscuridad, había permanecido oculto durante mucho tiempo. Cada vez que oía un ruido pensaba: por fin se han acordado de mí, pero se llevaba una nueva desilusión, una de tantas.
Cuando ya había perdido toda
esperanza, el eco de una voz le despertó de su larga hibernación.
-Aquí hay algo mamá, en el cajón
del armario de los abuelos, donde dijiste que podría estar. ¡Esta cámara vintage
es perfecta!, ¡mucho mejor que las de usar y tirar! ¡Y tiene flash y todo! Espera
que creo que tiene un carrete dentro.
Y en agradecimiento a su rescate
del pasado, como si fuera un genio de la lámpara, el carrete de fotos olvidado,
les concedió un regalo: un retrato, un tanto azulado eso sí, de la abuela
soplando las velas de una tarta. Exactamente diez velas menos de las que
soplaría hoy 19 de mayo día de su cumpleaños.
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