Ángel no lo buscaba, fue el poder quien lo encontró a él. O esa era la visión romántica con la que le gustaba recordar lo sucedido. Gran aficionado a los rompecabezas, hará unos ocho años, se unió a la Asociación de Amigos de los Puzles y entró a formar parte de su grupo de WhatsApp.
Un año después el administrador
del grupo cambió de hobby y abandonó el mismo, heredando Ángel el cargo merced
al orden alfabético de la agenda. Y en ese momento comenzó su carrera política,
manejando las comunicaciones de la Asociación.
Eficiente y creativo al
principio, se emborrachó de autoridad, convirtiéndose en un tirano que silenciaba
los mensajes de determinados miembros del chat. Por una filtración se enteró de
que en un foro alternativo se estaba fraguando una moción de censura contra él y con un puzle de 10.000 piezas se
aseguró el voto del socio tránsfuga.