-¡Otra vela más en la tarta!- pensó molesto, nada más despertarse aquella mañana. Desde el otro lado de la cama, su mujer le deseó:- ¡Felicidades Cariño! Él, al tiempo que se giraba dándole la espalda, contestó -¡Paparruchas!
Un resplandor inundó la
habitación apareciendo un sobrenatural visitante.
-¿Quién eres?- preguntó asustado.
-Soy el espíritu de los
cumpleaños pasados, ¡levántate y ven conmigo!
Y como no parecía muy prudente
ofender al fantasma, le siguió hasta el salón. En la televisión emitían vídeos antiguos
en los que se le veía feliz, año tras año, desenvolviendo regalos y apagando
velas en tartas.
-Soy el espíritu de los
cumpleaños futuros- se presentó educadamente otro espectro, y sin tiempo que
perder ya le estaba mostrando imágenes de ancianos centenarios a los que sus
cuidadores les cantaban el Cumpleaños Feliz.
-¡Ya podéis dejar de hacer el
payaso!- les dijo por fin a sus hijos-¡Os invito a cenar!