El anticiclón que se situó sobre
el centro de la península tras la gran nevada del 2021, provocó una ola de frío
ibérico tal, que la nieve caída durante los días anteriores se congeló, transformando las calles de Madrid en
gigantescas pistas de hielo.
Salir a la calle en esas
circunstancias se convirtió en un deporte de riesgo, pero después de tres días
tirando de despensa, mi madre se decidió, por fin, a ir al mercado a comprar
algunos víveres. Con la bolsa ya llena resbaló
en una pequeña rampa teniendo que realizar un aterrizaje de emergencia en el
que salvó los huevos pero no el tobillo.
Por suerte, mi futuro padre
pasaba por allí y la ayudó a regresar a casa con la compra y los huesos enteros.
¡Y por eso me llamo Filomena!, me gusta decir, aunque Santa Filomena,
casualmente, es la patrona del pueblo de mis padres.
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