Conducía de vuelta a la urbe después de dejar
a la familia en el pueblo lejos del calor del verano.
Imaginó con gula los huevos fritos con chistorra que iba a cenar sin que Mapi le
recordara la dieta. Se vio tumbado en el sofá con el mando de la tele en la
mano aplazando con pereza la tediosa
tarea de recoger los cacharros mientras contemplaba con lujuria a Sharon Stone en Instinto básico.
Una punzada de envidia sintió al ver al vecino entrando en el garaje mientras él
buscaba aparcamiento. La ira le
invadió cuando recordó que el viernes se fueron sin hacer la compra. Con avaricia llenó el carro de cervezas en
el supermercado.
Cogió el teléfono con soberbia llamó a su mujer y le dijo: la semana que viene os venís
conmigo solo he estado unas horas de Rodríguez y ya he cometido los siete
pecados capitales.
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