jueves, 21 de octubre de 2021

EL FLECHAZO

Fue amor a primera vista. Se sintió seducida por él desde el mismo instante en que lo vio. No podía dejar de pensar en él y se imaginaba en distintos momentos de su vida con él…en el teatro, de cena con las amigas e incluso, por qué no, en alguna celebración familiar.

Se convirtió en toda una obsesión para ella: tenía que ser suyo. Y se fijó un plazo para conseguirlo: final de mes.

Con la nómina recién cobrada en el bolso se dirigió a la tienda con la intención de hacerse con su vestido soñado. Pero el sueño pronto se convirtió en pesadilla cuando se vio reflejada en el espejo y comprobó que la tan ansiada prenda no le sentaba precisamente como el guante que ella había imaginado sino más bien como a un Cristo dos pistolas. Y ese día se marchó a su casa con el corazón roto.

jueves, 14 de octubre de 2021

REENCUENTRO

De lejos le pareció reconocer a Estrella. ¡Madre mía! Hacía siglos que no la veía. ¿Cuándo fue la última vez? ¿Por qué perdimos el contacto? ¿Nos enfadamos? ¿Tuve yo la culpa? ¿Qué es lo último que supe de ella? ¿Se casó? ¿Tiene hijos? ¿En qué trabajaba? ¿Sus padres viven? Un millón de preguntas cruzaron su mente mientras recorría los trescientos metros que le separaban de ella.

A la vez que le daba dos besos, a bocajarro, disparaba contra ella la siguiente ráfaga:-¡Qué alegría! ¡Dichosos los ojos! ¡Mira que te vendes cara!- y la remataba con un -¿Qué tal estás?

-Bueno, no me puedo quejar, tirando…- respondió.

-No me cuentes más, como todos, la vida es así, unas veces se gana, otras se pierde, hoy estás arriba, mañana abajo. ¡En fin que no somos nadie!

-Oye, un gusto que después de tantos años nos hayamos puesto al día en un santiamén.

jueves, 7 de octubre de 2021

MI CHACHE

Mi hermano, nació bajo la influencia del signo zodiacal de Libra por lo que todo en su vida buscaba el equilibrio. Y tres años después llegué yo, con la luna en sagitario, para apoyarme en un platillo de su balanza y desequilibrar su mundo.

Su respeto hacia las normas, le decía que debía esperar al fin de las Navidades para comerse el Rey Mago de chocolate que colgaba como adorno en el árbol y mi anarquía me decía, que las reglas hay que saltárselas y que tenía que zamparme mi Gaspar y su Melchor.

Si él ponía prudencia, yo atrevimiento, contra su armonía, mi disonancia. Y así transcurrió nuestra infancia.

Mil años después, soy yo la que vivo en mi cuadrícula y él sobrevive nadando entre los tiburones del caos pero cuando algo amenaza con desplazarme de ella llamo a mi chache para que me aconseje cómo soportar el vértigo.